28 noviembre 2017.-
España “siente muy de cerca” la amenaza de una restricción severa del abastecimiento de agua, porque “aunque salgamos de la declaración de alerta, debemos enfrentarnos a una dolencia crónica, la escasez estructural”, lo que obliga a acometer “política de Estado” que aleje ese escenario.
Así lo ha advertido el economista e investigador Gonzalo Delacámara en la presentación del estudio “El sector del abastecimiento y saneamiento urbano en España”, elaborado por el Instituto IMDEA Agua para la Fundación Canal.
Seguridad hídrica
Delacámara, director del departamento de Economía del Agua, ha hecho hincapié en que el “desafío fundamental” es garantizar la seguridad hídrica a largo plazo en un contexto de adaptación al cambio climático y ha advertido de la incapacidad del sector para transmitir al ciudadano que “antes de que el agua llegue al grifo han ocurrido muchas cosas”.
En este sentido, ha destacado la necesidad de “abordar de manera integral la gestión del ciclo del agua”, especialmente en España, con dos terceras partes del territorio en riesgo de desertificación y en un momento en que el nivel de agua embalsada alcanza mínimos históricos.
El informe pone de manifiesto que dicha gestión depende de infraestructuras que muchas veces resultan “invisibles” para la población, y esa “falta de transparencia” hace que el agua, un recurso “muy valorado por el ciudadano, pierda poco a poco el valor”, ha alertado Belén Ramos, responsable de Medio Ambiente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
“Al ciudadano le preocupa el agua y estaría dispuesto a invertir en ella”, ha asegurado, pero “sólo se le da información cuando estamos ante una situación de emergencia”.
Una factura de agua transparente
Además, “lo que ve al final es el precio en una factura que no entiende y eso le genera desconfianza”, ha añadido la responsable de la OCU, quien ha señalado que “si no hacemos partícipe al ciudadano del ciclo del agua no le podemos pedir responsabilidades”.
Gonzalo Delacámara ha explicado que “el peso que tiene la factura del agua es insignificante si lo comparamos con lo que pagamos por otros servicios básicos”, pero es necesario unificar la estructura de la tarifa para que sea comprensible; “el ciudadano no sabe lo que paga”.

Inversión e incentivos
Para este experto, el gran desafío es la oportunidad de diversificar la oferta, “pasar del abastecimiento con agua superficial y a veces con aguas subterráneas a un mix que permita aumentar la seguridad en el abastecimiento”.
“Pero eso obliga a grandes inversiones”, ha señalado, como en desaladoras o depuradoras, donde “somos líderes pero no somos capaces de operarlas”, lo que obliga a “rediseñar incentivos que permitan aprovechar estos recursos y aumenten nuestra capacidad de resiliencia en momentos de sequía extrema”.
El informe ofrece claves para la correcta gestión del ciclo del agua en España, como superar la fragmentación de la prestación, implicar a todos los agentes involucrados y concienciar a la población sobre las consecuencias de no contar con unas infraestructuras adecuadas para su abastecimiento y saneamiento.